dijous, 5 de febrer del 2009

Tina

(Per motius que no venen al cas, està en castellà. Passa de vegades).

Llevaba 8 años retirada de los escenarios pero para sorpresa de todos sus admiradores, en Febrero del año pasado una flamante Beyoncé la introdujo como "The Queen" en la última gala de los premios Grammy. Fue una actuación corta y simbólica pero la veda ya estaba abierta: Tina Turner debía volver a los escenarios.

El año 2000 la abuela del rock anunciaba su retirada para siempre ante la tristeza de aquellos fans que eran demasiado jóvenes para haber asistido a ninguno de sus anteriores cameos por España y que habían dado ya por sentado que asistir a un concierto de "The Queen" había de quedarse en un sueño irrealizable. Pero parece que hubo un "antes" y un "después" de los Grammy (y quien sabe si de la muerte de su exmarido Ike Turner el año pasado) y pocos meses más tarde de su dueto con Beyoncé los medios anunciaban una gira inesperada de los mejores éxitos de Tina Turner.

Desgraciadamente, la gira (que empezó en Septiembre en Estados Unidos) ha excluido España de su versión europea iniciada en Enero de 2009 pero poco o nada importan los quilómetros cuando uno imagina lo que es para un "fan" ver a un ídolo musical por primera y última vez. Escogido más en base a criterios de inmediatez que de ninguna otra índole, yo asistí al concierto del 26 de Enero en Berlín.

Con una puntualidad relativa (poco propia de los alemanes pero más a medida de los descarados berlineses) a las ocho y veinte se levantaba el telón y entre humo y luces en tonos cálidos aparecía sobre una plataforma vertical una mujer en "minifalda", luciendo con considerable dignidad un vestido ajustado a sus casi 70 años. Empezaban a sonar los primeros acordes de "Steamy Windows" y el furor ya se había desatado: ni un sólo espectador se había quedado sentado y pocos fueron los que pudieron resistirse a bailar todos los temas que llenaron las casi 3 horas de concierto. "Esto es un repaso por mi pasado musical" fueron las palabras con las que la cantante de Tennesse disculpaba la ausencia de sus dos últimos temas que, por otra parte, pocos echaron en falta.


El concierto era un "show" al más puro estilo americano que incluyó cambios de vestuario, coreografías, fuego, luces, humo y hasta plataformas voladoras. Las incondicionales bailarinas, a las que Tina llamó "my flowers", acompañaron a la cantante en la mayoría de sus interpretaciones, sin que eso le quitara poco o nada de su innato protagonismo. A pesar de su edad, la "frontwoman" demostró estar en plena forma y una tras otra fue bailando y escenificando sobre tacones de diez centímetros todos y cada uno de los temas.

El repertorio cubrió sin duda los gratest hits de todas las épocas con temas tan antiguos como su versión de "River deep, Mountain High" o "Private Dancer" y tan modernos como los temas principales de las películas Mad Max 3 (en la que Turner aparecía también como actriz) "We don't need another Hero" y Goldeneye, "Goldeneye". Estas últimas, además, se acompañaron con grandes escenografías de los films y a todos sorprendió verla aparecer con la peluca rubia y el vestido plateado de Mad Max o a través de un ojo elevado gigante en relación con la famosa película de James Bond.

Hubo tiempo también para las baladas acústicas y, sentada en un taburete y acompañada por sus guitarristas Laurie Wisefield y John Miles, performó un emotivo "Let's stay together" (de Al Green), entre otras. Después de esto, el tiempo del homenaje fue para los Rolling Stones que incluyó temas como "Start me Up", "Brown Sugar" o "Satisfaction", custodiada por enormes pantallas con proyecciones de conciertos anteriores en los que Jagger y Turner habían compartido escenario.

Aun así, el momento culminante de la noche se hizo esperar y no fue hasta el final de la segunda parte (porque hubo un descanso de media hora, comprensible receso para recargar energías a los 69 años) en que los balanceos de la mano de Tina y "sus flores" anunciaban el directo de la mejor versión -sin duda- del clásico "Proud Mary". Sin desmerecer a los Creedence Clearwater Revival, el rolling on the river de la Turner no tiene rival y así lo hizo notar un público entregado y embriagado de energía que pidió a voces los vises de rigor. Un "Nutbush city limits" desde la plataforma voladora cerró el concierto por todo lo alto y mandó a todos a casa con la sensación de haber visto en directo a una diva irreemplazable.



Kamikatze